Somos una iglesia unida que ha sido transformada por el poder de las enseñanzas de Cristo. Cada miembro ha llegado a ser un discípulo que forma otros discípulos y la iglesia es un foco de luz en la comunidad en que vivimos y servimos. La realidad del poder y amor de Dios en nuestra vida cotidiana hace que nuestros cultos sean vivos, inspiradores, reverentes y participativos.
Los jóvenes y niños tienen muchos espacios y oportunidades para profundizar su amor por Dios y servirlo.
Su entusiasmo y sinceridad mueve a toda la iglesia mientras son sabiamente guiados por la experiencia de los adultos.
Muchas visitas vienen a nuestra iglesia y desean tener la misma experiencia que nosotros vivimos en Cristo. No solamente esperamos la segunda venida de Cristo sino que trabajamos para apresurarla, preparando un pueblo que este firme en ese día.